sábado, 21 de abril de 2007

Cerrajería Mario

Por esta semana hago un paréntesis en la recolección de consolas, porque últimamente en Tristán no conseguí nada, pero aprovecho para mostrarles esta cosa.

Hace un par de meses, en la vuelta de un viaje en omnibus en el que iba durmiendo me desperté de repente, vi esta esquina y tomé esta foto.


No sé exactamente donde era. Seguramente algunos crean que esto es photoshop, pero no, es real. La cerrajería Mario existe, yo la vi, esta foto lo prueba.

Si se observa la foto atentamente se pueden ver muchas pistas para descubrir el paradero de esta cerrajería. La mejor es seguramente la “Avícola PolloPico”. Igual yo no estoy interesado en saber dónde es, sino que me llamó la atención otra cosa…

Si se fijan bien, hay una mujer de pantalón rosado cruzando la calle a las corridas con, lo que parece ser, su desobediente hijo adolescente siguiéndola. También hay una vieja de bastón y un policía junto a una columna azul.

Algunos dirán que tengo la idea fija, pero esto es sin duda la situación ideal para una película de zombies.
Están todos los personajes clásicos, además la avícola PolloPico provee el último ingrediente. Sus pollos diseñados genéticamente se le irían de las manos un instante luego de tomada esta foto, picándole la cara a un incauto empleado quien discutía con otro sobre cómo lo dejó la novia. Inmediatamente ambos se transforman en zombies y comienza a infectar al resto de los clientes que compraban pollo esa mañana.
La mujer Pantalón Rosado y su hijo Billy, el desobediente, verán como la vieja de bastón es mordida y destripada por varios zombies sicóticos que salen destrozando los vidrios de la avícola PolloPico, y transforman a la vieja en una de ellos.

¿Hace falta el héroe? Ya lo veo al viejo cerrajero Mario (no cabe ninguna duda de que ese es su nombre), entrado en kilos, malhablado, con una notoria calvicie que lo obliga a vestir una gorra roja, e improvisando para salvar la situación. “Let’s get the fuck out of here!” grita en varias oportunidades.

El policía intenta hacerse el héroe sacando una pistola y pegando un par de tiros al aire… pero se sabe que los disparos tienen que ser directo en la cabeza o el zombie ni los siente.

Luego de vaciar todo su cargador el policía se ve cara a cara con la vieja zombie. Mario le salva el pellejo, enfrentado a la vieja a quien, con mucho asco, le clava entre los ojos un extraño instrumento para destrabar puertas. A pesar de todo, el policía fue mordido, pero no muere, así que se transforma en una carga para Mario, la mujer Pantalón Rojo y Billy, quienes son los únicos sobrevivientes y se refugian en la carnicería “Novillo y Pico”, mientras la ciudad entera se vuelve zombie.

Seguramente, luego de luchar varias veces por su vida y la de sus nuevos amigos, Mario descubrirá una puerta que va de la carnicería a la avícola, a donde deben ir para matar al pollo zombie madre antes de que el policía se transforme (como explica el adolescente, que aparte de desobediente resultó ser medio nerd).
”Si matamos al pollo supremo se acabará esta pesadilla.”, diría Billy. Mario luego hace un chiste sobre el pollo supremo y la suprema de pollo que a nadie causó gracia, pero le roba una sonrisa a la madre de Billy.

Finalmente la muerte del pollo zombie madre a manos de Mario, en el subsuelo de la avícola, hace que todo vuelva a la normalidad, y que Mario bese a la madre de Billy y se transforme en el padre que el adolescente desobediente-nerd siempre quiso.

Pero claro, estas cosas nunca terminan bien. El policía ya estaba muy infectado y en el último instante se transforma. El viejo Mario, ya sin balas en la escopeta, en un intento desesperado por salvar a su nueva familia lo sujeta y salta con todas sus fuerzas directo a la olla gigante donde hervían a los pollos de la maldita avícola PicoPollo. “It’s a me Mario you fucking zombie!!” le grita en el aire mirándolo a los ojos y escupiendo bastante, mientras ambos caen a su muerte.

Sí, definitivamente eso es lo que debe haber pasado, Mario detuvo a los zombies pero a costa de su vida. Así que hoy cuando vayan a la pollería asegúrense de que los pollos sean de granja, y no unos engendros diseñados genéticamente.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin lugar a dudas, Tito tiene una imaginación frondosa, la cual se refleja claramente en su intento de historia graciosa y bizarra sobre el cerrajero Mario. Provocó varias risas en mí, pero ninguna en mi acompañante (cuyo nombre no revelo para no dejarlo pegado). Sin embargo, Tito debería cuidar más su ortografía, para que sus imaginativas historias sean totalmente dignas de publicarse en comics, libros, almanaques, diarios que vienen con las garrafas, etc..

Anónimo dijo...

Yo fui a Tristan y habia poco y nada (dos puestos clasicos de videojuegos-sin contar los de ps y pc- y un juego de megadrive) tambien habia 3 puestos seguidos de la mosqueta...estan desquiciados! La historia de Mario me parecio un poco rebuscada pero lo importante es que Mario llegue a cada corazon....

Anónimo dijo...

Av. Italia y Francisco Simón, qué esquina!
Lamentablemente en la foto salen solo esos tres comercios, si hubiera sacado una foto de mas lejos la historia podría haber sido mucho mejor.

Anónimo dijo...

Loco, deja de fumar!!! y anda a filmar un corto con esa historia, jeje. El post anterior anónimo anuncia una esquina y yo la confirmo, he pasado varias veces por ahi en el 405 y siempre que lo veo, me cago de la risa!!
Un gusto haber leído esa historia, siga así